El parking de Berio se convierte en verano en un pequeño pueblo de turistas
Los turistas, al igual que las autocaravanas en las que viajan, son muy diferentes. Teniendo en cuenta que la estancia máxima permitida es de 48 horas y que está permitido estacionar pero no acampar -es decir, no se pueden sacar ni mesas ni sillas ni sacar los toldos-, los hay que visitan varias ciudades relativamente cercanas parando tan solo a dormir, aunque también hay quienes llegan por la mañana, conocen la ciudad y se marchan por la tarde.
Alemania, Italia, Francia, Irlanda, Inglaterra... De esas y muchas otras nacionalidades son los turistas que en verano cogen su autocaravana y se embarcan en una aventura repleta de experiencias únicas por lugares emblemáticos de Europa. Y una de las paradas 'obligadas' de ese viaje es San Sebastián, más concretamente el parking de Berio.
Aunque reine la presencia de viajeros españoles -del Sur principalmente-, este área de estacionamiento se convierte en verano en un pequeño pueblo de turistas de diversos países y resulta verdaderamente difícil encontrar un hueco libre. Los franceses vienen porque les gusta «el ambiente que se vive haciendo este tipo de turismo» y los ingleses aprovechan la cercanía respecto a la frontera «para tomarse un descanso tras muchas horas de conducción».
A pesar de la distancia respecto a sus ciudades de partida, viajar en autocaravana hace al turista sentirse «como en casa». Y es que el parking de Berio, entre otras cosas, cuenta con 44 aparcamientos, toma de agua e iluminación. Y todo eso de forma gratuita, aunque con un pequeño matiz. Antonio, viajero onubense que suele realizar pequeñas escapadas veraniegas en su autocaravana, comenta que «lo único que tiene que pagar es la tarifa de OTA que ronda los seis euros por día».
Este tipo de turismo supone un «importante ahorro de dinero en hoteles, razón por la que cada vez hay más gente que en sus largas vacaciones anuales coge la autocaravana y recorre el país o incluso el continente». Y aunque pudiera parecer que el turismo de autocaravana no sea suficientemente beneficioso para la ciudad, Antonio asegura que «también consumimos, por lo que no es comprensible que, por ejemplo, en Santander, sea casi imposible dejar la autocaravana. Yo aparco aquí, me cojo un autobús hasta el centro y me tomo mi 'pintxito'».
Una de los únicos peros que le ven los viajeros al aparcamiento de Ibaeta es «el poco hueco que hay para aparcar». Es esa la razón que lleva a muchos de ellos a tener que estacionar su pesado vehículo en la calle Andrestegi -tras la nueva biblioteca de la Universidad del País Vasco-.
De todos los tipos
Dentro de esa variedad, también hay quienes viajan en pareja, en familia o incluso con el perro. Eso sí, llevar las bicicletas tras la autocaravana parece una obligación «para recorrer fácil y rápidamente» las entrañas de las ciudades. También resulta sorprendente encontrarse a una pareja de alemanes con su niño nacido hace tan solo tres meses. «Evidentemente, es su primer gran viaje. Nos pareció interesante alquilar la autocaravana para así no tener que preocuparnos de maletas llenas de las cosas para el niño. Es más cómodo y cuando quiere dormir lo puede hacer sin ningún problema. Podemos adaptar nuestros horarios».
Los que viajan con sus perros esgrimen la misma teoría. «No nos tenemos que preocupar por nada en absoluto. Basta con hacerle el pasaporte especial para los perros y no tenemos que preocuparnos de que en los hoteles no nos permitan entrar con el perro. Y en casa no podemos dejarlo con nadie que nos lo cuide. Además, él también tiene derecho a unas buenas vacaciones», comenta un francés medio bromeando. Otros, en cambio, prefieren 'abandonar' a su familia por un par de semanas y disfrutar de la experiencia con un grupo de amigos.
Con esta variedad, normal que el turismo de autocaravana se esté afianzando en los últimos tiempos. Padre, madre, hijos, amigos e incluso perros están invitados a vivir la aventura de viajar con la casa a cuestas.
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