En Tierras Asturianas de Picos de Europa se enconden un Santuario de Leyenda y un Paraíso Lagunar.
1. Cueva de la Santina.
El Norte del gran refugio natural que son los Picos de Europa encuentra dentro del Principado de Asturias al valle de Covadonga. Desde aquí se inició la Reconquista a cargo del rey Pelayo. Enclavado entre estas montañas y el Cantábrico, este lugar histórico de la resistencia cristiana, esconde múltiples tesoros. Entre ellos destacan el Santuario de Covadonga y los lagos que reflejan la calma al pie de las alturas.
SANTA CUEVA
El significado de Covadonga proviene del latín «Cova Dominica», es decir «Cueva de la Señora». Se refiere a la virgen que preside la Santa Cueva o Cueva de la Santina, santuario católico ubicado en las estribaciones del Monte Auseva. Este entorno natural fue por primera vez alterado por el hombre en reinado de Alfonso I, que ordena construir una capilla dedicada a la Virgen María para celebrar la victoria ante los Musulmanes en la Batalla de Covadonga.
2. Virgen de Covadonga.
En 1777 un incendio afectó al recubrimiento de madera destruyendo la talla original de la Santina. La actual imagen pertenece al siglo XVIy está hecha en madera policromada. En ella se ve a una virgen de dulce semblante sosteniendo al niño Jesús y una rosa dorada.
Fue donada por la Catedral de Oviedo en 1778. Otro tesoro de la cueva es la tumba de Don Pelayo, primer rey de Asturias y su mujer Gaudiosa. Fueron originalmente enterrados en la Iglesia de Santa Eulalia de Abamia pero trasladados al santuario por orden del rey Alfonso X el Sabio. También está aquí enterrado el mentado Alfonso I.
3. Basílica de Covadonga.
Situada junto a la cueva, la basílica es sin duda el centro monumental de la fe de todos los asturianos. Este gran templo fue erigido por el Arzobispo de Oviedo D. Benito Sanz y Florés en 1877. Está construido en estilo neorrománico, con piedra rosácea y marmórea de las montañas circundantes. Con dos torres enmarcando su portada de triple arco, consta de una nave central y tres ábsides escalonados.
En la plaza de la basílica se encuentra la estatua del rey Pelayo. El edificio alberga otras obras de gran valor como un lienzo de Luis de Madrazo que representa la «Proclamación de Rey Pelayo», otro de Vicente Carducho que simboliza "la Anunciación" y una imagen de Nuestra Señora hecha por el escultor catalán Juan Samsó. En el altar, un panel de oro representa la batalla de Covadonga.
4. Mirador de la Reina.
Aunque conocido generalmente como Lagos de Covadonga, este conjunto lagunar se encuentra a 10 kilómetros de distancia de la localidad de dicho nombre, por lo que se antoja más apropiado el topónimo de Lagos de Enol. Bajo esta nomenclatura se agrupan el propio lago Enol y el lago Ercina, ambos en la parte asturiana de los Picos de Europa.
El acceso mismo a los lagos es toda una experiencia. Desde el monasterio hay que tomar una carretera de 12 sinuosos kilómetros que nos lleva hasta este otro santuario acuático. El descubrimiento de esta belleza natural se da de manera progresiva según el viajero se adentra en la ruta. A mitad de camino merece la pena un alto en el Mirador de la Reina, que ofrece una panorámica como adelanto del indiscutible atractivo que aguarda.
Ambas masas de agua están separadas por la loma de la Picota y rodeadas de sinuosos parajes montañosos y campos de un verdor que rezuma vida.
5. Lago Enol.
El lago Enol, a 1.070 metros de altura y con más de 12 hectáreas de superficie, está rodeado de praderas donde pastan vacas, caballos y ovejas, ajenas al turismo. El reflejo de las cumbres en las aguas serenas ya vale la visita por sí mismo, ofreciendo al visitante la sensación de encontrarse en un reino de mágica belleza. El esplendor de este entorno está garantizado bien con las explosiones de color de primavera y otoño, con las agradables temperaturas veraniegas o con la inmensa blancura de las nieves invernales.
6.Lago Ercina.
Una vez recreado con tan bucólica estampa, hay que continuar el ascenso hasta los 1.108 metros de altitud en que se encuentra el lago Ercina. Sus aguas resultan más peculiares por sus variaciones cromáticas. La vegetación acuática y los cambios de iluminación hacen oscilar el tono del lago del verde claro al oscuro, incluso jugando a veces con matices amarillentos o rojizos.