Aprueban la creación de zonas de descanso siempre y cuando no sean una alternativa a los establecimientos turísticos de la zona
La propuesta socialista para la creación de un área de descanso de autocaravanas en el concejo de Ribadesella ha desatado una tormenta de opiniones con vibrantes descargas en todas las direcciones. Los primeros en rechazar la idea fueron los conservadores riosellanos, aunque al margen del posicionamiento político de unos y de otros, también han enseñado sus cartas los propios autocaravanistas y los empresarios de campamentos turísticos asturianos. Los primeros reclamaron zonas de estacionamiento específicas como las que existen en cualquier ciudad para taxis, camiones o autobuses, aunque también le darían la bienvenida a la creación de áreas de servicio donde poder evacuar sus residuos orgánicos y cargar sus baterías. El ejemplo a seguir el de San Sebastián, ciudad que cuenta con dos áreas específicas para autocaravanas dotadas con todos los servicios, en las que se cobra una tasa de estacionamiento y donde la estancia no puede superar las 48 horas. «Ésta sería la solución indicada para poblaciones como Ribadesella o Llanes, pero eso sí sancionando a quienes abusen haciendo uso prolongado del espacio», aseguró Arsenio Gutiérrez, conocido experto en el mundo de la autocaravana.
Asturias cuenta en la actualidad con 27 áreas de servicio exclusivo para autocaravanas y 18 ayuntamientos han aprobado ordenanzas específicas que regulan su estancia. Una actividad turística que los empresarios de campamentos turísticos comparan con la acampada libre, prohibida en todo el territorio asturiano. Sin embargo, la Asociación de Campings de Asturias no se opone a la creación de áreas de servicio para autocaravanas «siempre que sean zonas para el descanso en el viaje y no lleguen a convertirse en alternativa a un establecimiento turístico», explicó Ramón Álvarez, presidente del colectivo. Éste también pidió para esas áreas «las mismas exigencias urbanísticas que tienen los campings y el mismo control de viajeros que tenemos en nuestros negocios». Ramón Álvarez también denunció la «dejadez» existente en las autoridades competentes a la hora de ejercer mayor vigilancia sobre ese tipo de actividad turística.
Ley de Seguridad Vial
Según los autocaravanistas, la única Ley que regula su actividad es la Ley de Seguridad Vial. De hecho, una circular de la Dirección General de Tráfico del mes de enero de 2008 confirma que la presencia de pasajeros en el interior de uno de estos vehículos no afecta a su estacionamiento en la vía pública, siempre que éste sea correcto. El colectivo de autocaravanistas también esgrime la Directiva Europea 2007/46 que los define como vehículos destinados al transporte de personas. «Lo que ocurre es que existe un lobby, unos intereses económicos muy fuertes que piden restricciones hacia nuestra actividad para que entremos en sus establecimientos», censuró Arsenio Gutiérrez. Y añadió que el colectivo suele colgarle el cartel de «ciudad o municipio hostil allí donde no somos bien recibidos». Esa lista está encabezada por la ciudad de Santander, «donde se nos persigue de forma sangrante». Los autocaravanistas aseguran que su actividad es «beneficiosa» para las poblaciones por la que transitan «porque consumimos como cualquier turista». No piensa lo mismo el presidente de la Asociación de Campings de Asturias para quien ese consumo es «falso». «La gente que en temporada baja no paga 16 euros por pasar la noche en un camping tampoco se va a comer a un restaurante. Son unas vacaciones gratis, en las que no suelen gastarse muchos euros», afirmó Ramón Álvarez.
Partido Popular
En defensa de estos últimos se pronunció el presidente del Partido Popular de Ribadesella, Juan Manuel Blanco. El concejal se opuso a la creación de un área de servicio o de descanso para autocaravanas, «porque el lugar idóneo para su estacionamiento está en los campings, en unas instalaciones de primer orden que ya tenemos en el concejo». También le contestó al portavoz socialista, que le llamó «insensato» tras calificar su propuesta como «nociva» para los intereses riosellanos. «Insensatez es provocar una competencia desleal a los empresarios de Ribadesella que generan puestos de trabajo y contribuyen con sus impuestos a enriquecer las arcas municipales. Insensatez es proponer abrir un área de estas características en una zona que a buen seguro será rechazada por sus mismos compañeros de partido en el Principado por cuestiones medioambientales», contestó.
Fuente: El Comercio
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